Blog de Valentina Oropeza

A volunteer in Beirut

Cuando Chagid descubrió que buena parte del puerto de Beirut había desaparecido por la explosión, se secó las lágrimas para ver bien el camino.

Se internó en la ciudad y la escena lo dejó mudo. Deambulaban personas ensangrentadas; una mujer luchaba por arrastrar dos maletas sobre los escombros. Las vigas de los edificios se plegaron como acordeones y colgaban pedazos de balcones que parecían a punto de caer. Olía como si el mundo se hubiese quemado. Una bruma espesa opacaba la luz del sol.

Al fondo de una calle impregnada de cenizas, divisó a un grupo que ayudaba a trasladar a un herido. Entonces decidió trabajar como voluntario en la reconstrucción de Beirut.

Chagid tiene 27 años y nació en Caracas. Pertenece a la tercera generación de los Bacha Raffoul, una familia de migrantes libaneses que hicieron su vida en Venezuela. Como otros estudiantes universitarios, salió a protestar en 2014 por la criminalidad, la inflación y la falta de alimentos y medicinas. Y sobre todo por la rabia que sentía desde que su papá y sus hermanos emigraron al Líbano.

Una vez escuchó un disparo y perdió el conocimiento. Abrió los ojos y había perdido el casco, la máscara y los lentes que usaba para protegerse del choque contra los policías y los guardias. Se tocó la cara y la cabeza en busca de sangre. Nunca supo si le pegaron un perdigón, una bala de goma o una metra, pero durante un rato solo escuchó un pitido que apagó los demás ruidos de la protesta.

En octubre de 2019, salió a manifestar en Beirut y contra el gobierno libanés. Esta es una historia de venezolanos y libaneses que emigraron por crisis económicas, políticas y sociales. Habla del valor de asumir las costumbres de otros para construir un nuevo hogar lejos de casa.

Pasa y lee “Un venezolano en Beirut: ‘Es como vivir el mal dos veces’” .

Publicado en mi cuenta de IG @orovalenti el sábado 5 de septiembre de 2020.